Por: María Paula Ferrer (abogada de U. Rosario - Legal Tech)
Según cifras de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, actualmente el plagio de marcas les cuesta a las empresas europeas unos €60.000 millones (US$68.000 millones) en ventas perdidas cada año.
Y es que aproximadamente el 7% de los más de 26.000 ciudadanos de la UE compraron intencionalmente productos falsificados en los últimos 12 meses según una encuesta de la Oficina de Propiedad Intelectual.
Esta situación afecta a las grandes y famosas empresas, como en el caso de Apple, marca que perdió una pelea legal contra una empresa China que vendía bolsos y Marroquinería con el nombre de IPHONE.
Pero, esta situación también perjudica gravemente al desarrollo de pequeños emprendedores, puesto que frustran su trabajo creativo al ser este replicado con materiales muchas veces más económicos que confunden al consumidor y hacen creer que están comprando el producto original. Como ocurrió en el caso de Daniela Salcedo, diseñadora de joyas colombiana, que tuvo que experimentar que una de sus colecciones fuera plagiada por el mercado chino, haciendo que muchas de sus piezas fueran replicadas y sacadas al mercado con precios muchísimo más bajos.
Aunque China es señalada como fuente de robo de propiedad intelectual, realmente es un tema global. Las redes sociales han permitido que las creaciones de las marcas se divulguen y tengan un libre acceso a las personas que tienen intención de plagiar un producto. Es decir, una marca puede ver por internet un diseño de una marca en otro país y fácilmente plagiarlo pensando en que nadie se va a dar cuenta porque está en otro lugar del mundo, engañando directamente al consumidor.
Y es que tristemente, algunas empresas o negocios están cayendo en la cultura del plagio, en donde es mucho más fácil y económico copiar a otros, evitando así gastos en los procesos de creación e innovación tan necesarios en los negocios. pero en este punto, es el consumidor quien decide la ética de su consumo.
Frente a esta situación mundial, que se sale de las manos de los empresarios y emprendedores la única opción segura para protegerse, es tener su marca registrada ante la organización que proteja la propiedad intelectual en cada país, en el caso de Colombia, ante la Superintendencia de Industria y Comercio. Aunque para algunos no sea necesario debido a los costos o a la falta de consciencia en ello, es la única alternativa para no dejar el activo más importante de una empresa expuesto a personas inescrupulosas que se benefician de su esfuerzo y dedicación sin otorgarle ninguna remuneración por ello.
Además del necesario registro de marca para contar con todos los derechos que genera la propiedad intelectual, es importante que las empresas defiendan sus derechos intelectuales por medio de las medidas necesarias y así exijan a los infractores que paren de hacerlo, ya sea por medios legales o por medio de conciliaciones, que permitan cesar la actividad ilícita, pues es el consumidor quien se ve afectado por competencia desleal, ya que son engañados a la hora de adquirir un producto por las similitudes que hay en ellos, que muchas veces no se logran diferenciar a primera vista.
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